Hace 25 (VEINTICINCO) años, cuando llegué a Brasil y a esta ciudad, con mucho miedo y sin saber lo que me esperaba, conocí a un grupo de personas, todas muy especiales y juntos formábamos "A TURMA". Inseparables, amigos de esos que sólo se puede tener a los 15 años, compañeros de clase, de sueños, de anhelos... Todo lo hacíamos juntos. Quebrábamos las reglas, arreglábamos el mundo...
Pero quiso el tiempo y las circunstancias que nos separáramos y a muchos de ellos no los había vuelto a ver. A veces los recordaba, pero siempre era algo muy lejano, meláncolico, nostálgico.
Y ahora, a fines del año que se nos fue, tuve la grata oportunidad de reencontarlos...
Parece increible que, pasados tantos años, hayamos vuelto a revivir un pasado que yo ya creía olvidado.
¡Y qué bueno ha sido!
Hemos cambiado. Estamos más viejos (más "antiguos", como diría mi querida amiga Heloisa), más serios, pero sin duda, lo que un día nos juntó sigue vivo en nosotros. Desde que hemos vuelto a reunirnos, hemos estado en contacto permanente y eso me ha quitado un poquito de tiempo.
¿Vale la excusa?
Como termina enero y con él las vacaciones (de mis amigos, porque yo no las tuve...), pretendo retomar este blog, aunque aún no esté listo - ya que decidí hacerle algunas modificaciones - y trataré de postar algo, por lo menos semanalmente.
Pido que no me echen al olvido. Es bueno saber que se puede contar con los viejos y los nuevos amigos. Mi corazón es grande y hay un espacio para todos los que en él quieran habitar.
Ahí va una fotito de un encuentro histórico. A ver si así me perdonan...